Una beba de 3 meses fue devorada por ratas gigantes en Johannesburgo, Sudáfrica, luego de que su madre la abandonara para ir a una fiesta.
La madre de la niña decidió dejarla sola en la habitación y cuando regresó al otro día, encontró que su hija había sido comida por ratas gigantes que invadieron la zona. La beba fallecida tenía un gemelo que se salvó de morir porque su padre se lo había llevado.
Un vecino aseguró que la beba «tuvo una muerte dolorosa» y detalló que «su lengua ojos y dedos habían sido comidos» por las ratas.
«Además de las partes del cuerpo que faltaban, tenía mordeduras y heridas por todos lados provocados por los filosos dientes de las ratas. Esta mujer no merece ser madre», se quejó.
Otro testigo señaló: «Lo único que está mujer le gustaba hacer era irse de fiesta a locales clandestinos».
Los vecinos indicaron, además, que no era la primera vez que la mujer dejaba solos a los menores, pero sí la primera vez que dejaba a uno de ellos solamente.