Decenas de miles de argentinos se vieron obligados a emigrar entre 2000 y 2002, en plena crisis económica, y si bien muchos de ellos volvieron al país en los últimos años en busca de una nueva oportunidad, la situación económica y social que atraviesa la Argentina en la actualidad abre un nuevo escenario. En ese marco, el vicecanciller italiano Mario Giro, indicó que más de 80 millones de personas en todo el mundo pueden pedir la ciudadanía italiana por la ley «amplia y tolerante», al tiempo que destacó que «no hay solo motivos afectivos en quien pide la ciudadanía, sino sobre todo el intento de garantizarse un pasaporte europeo en momentos de dificultades económicas y tensiones políticas y sociales».
«Nuestra ley electoral es así de amplia y tolerante, por lo que el número total de personas que potencialmente tendrían derecho a que se les reconociera la ciudadanía italiana es de 80 millones», aseguró al diario turinés La Stampa. El número es casi un 30% superior a los 60.665.551 habitantes en Italia registrados hasta el 1 de enero de 2016 por el organismo oficial de estadísticas, Istat.
Cabe recordar que Argentina tuvo una alta emigración -sobre todo a países europeos- luego de la crisis política, económica, social e institucional de 2001. En ese contexto, las colas frente a las embajadas para iniciar los trámites en busca de la documentación necesaria se extendieron por largas cuadras. El país venía de soportar años de recesión y cargaba con una deuda pública de millones de dólares, que llevó a que el expresidente Adolfo Rodríguez Saá confirmara el default luego de que no se cancelaran los vencimientos de capital y de intereses de la deuda pública.
En momentos en que han aumentado los pedidos de papeles desde Sudamérica, especialmente de Argentina, Brasil y Venezuela, según las estadísticas oficiales, Giro remarcó: «Nuestra ley sobre el ‘ius sanguiinis’ no pone límites, como la española que limita en el abuelo la posibilidad de obtener la ciudadanía».
En los últimos días se han sucedido duros enfrentamientos por la decisión del oficialismo de ampliar los criterios para otorgar la ciudadanía por «ius solis», integrando por ejemplo a hijos de extranjeros que nazcan en el país y hagan parte de la escuela o niños nacidos fuera de la península pero que completen el ciclo escolar en suelo italiano.
En este sentido, la responsable de estudios de la Fundación Migrantes de la Conferencia Episcopal Italiana, Delfina Licata, se preguntó: ¿Es más italiano quien nació en el extranjero, no habla nuestra lengua y nunca vivió acá o un joven que nació y estudió aquí?».
Ambito