Especialistas explicaron las dificultades por factores temporales y ambientales.
Un cuerpo fue hallado hoy en el curso del río Chubut. Aunque aún no fue identificado, se investiga si se trata de Santiago Maldonado , el joven desaparecido el 1 de agosto en una protesta de la comunidad mapuche en Esquel.
El cuerpo estaba sobre ramas de sauces, a 300 metros río arriba de la zona donde se enfrentaron mapuches y gendarmes el pasado 1° de agosto, según informaron fuentes oficiales a LA NACION.
En el lugar trabajaban agentes de una unidad forense del Departamento de Criminalística de la Policía Federal, que estarán a cargo de la identificación. El proceso es complicado e influirá si el cuerpo estuvo sumergido en el agua.
Se consultó al médico de la Dirección de Medicina Legal de la Policía Científica de la provincia de Buenos Aires, Miguel Miñones, quien señaló que la identificación forense se vuelve más compleja a medida que pasa el tiempo y remarcó que influyen diversos factores, no sólo temporales (no es lo mismo cuatro días que dos meses) sino también ambientales (por ejemplo, la influencia del agua, de las ramas o la depredación de animales).
«En un cadáver sumergido, la putrefacción progresa más lentamente y guarda relación con la temperatura del agua, que cuanto más fría, retrasa el comienzo de los cambios putrefactivos en comparación con un cadáver hallado a la intemperie», dijo el Miñones, que tiene varios años de experiencia en la realización de autopsias en la fuerza bonaerense.
Según explicó, un cadáver sumergido sufre el proceso de «maceración epidérmica», que es la «imbibición acuosa de los tegumentos», por la cual la piel se arruga para luego desprenderse. En primer término el proceso afecta a las uñas de las manos y pies.
Esto ocurre, en aguas frías, en aproximadamente 15 días. Con el tiempo se producen amputaciones, pérdida de cabello y pérdida de piezas dentarias. El cadáver se hincha y toma un color negruzco.
Según Miñones, para la identificación de un cadáver se investigan las ropas y la presencia o no de lesiones, que pueden haber sido producidas cuando la persona estaba con vida, fuera o dentro del agua, o después de su fallecimiento por acción de arrastre o de predadores (como peces, roedores, etc).
Otro método de identificación es a través de la observación de señas particulares como tatuajes o cicatrices.
«Un cadáver que permaneció en aguas frías durante pocos días generalmente es de fácil identificación. Si estuvo sumergido durante meses, las posibilidades disminuyen. Además, influye la acción de predadores. Si estos métodos fallan, debe procederse a la identificación por un análisis de ADN», añadió.
«Si un cuerpo pasa más de setenta días en agua helada, casi en el punto de congelación, hay una aceptable conservación del cuerpo porque no avanza la putrefacción por la bajísima temperatura», señaló por su parte el médico psiquiatra y legista Miguel Ángel Maldonado, en diálogo con LA NACION.
El especialista destacó que, de pasar tantos días sumergido en agua a baja temperatura, «el cuerpo prácticamente se macera» y «se pueden encontrar lesiones contusas, por arma blanca y por proyectil de arma de fuego, así como traumatismos».
Además, según contó el experto, ex profesor titular de Medicina Legal en la Universidad de La Plata (UNLP), «si en algún momento el cuerpo se congeló», no es posible que se descongele aunque el frío ceda por algún día.
Nacion