Tras la violenta represión perpetrada por la Policía de la Ciudad y la Federal y ante la inminente aprobación del recorte a los jubilados, el país volvió a las calles con las cacerolas.
La modalidad de protesta que nació en la época del menemismo y que fue símbolo de la caída del gobierno de la Alianza de Fernando de la Rúa reapareció en las calles porteñas y en muchas ciudades de todo el país. En barrios como Caballito, Balvanera, San Telmo, Boedo, Almagro, Chacarita, Villa Crespo y Palermo, Belgrano y en particular en Olivos, frente a la quinta presidencial, la gente salió a las calles para hacer un “ruidazo” contra la reforma previsional.