Correr es uno de los deportes al aire libre que más me gustan. Puede realizarlo cualquiera y en cualquier lugar. No se necesita ningún tipo de habilidad, sólo una buena salud y unas buenas zapatillas.
Al principio, odiaba correr porque me costaba mucho respirar, sentía las piernas pesadas y dolor en las rodillas. Poco a poco, con constancia y determinación (como siempre digo), el cuerpo se va adaptando.
Cuando ves que tu resistencia va mejorando y tus tiempos se van acortando, empieza a formar parte de tu rutina e incluso se vuelve adictivo. Yo suelo ir a correr 3 o 4 veces a la semana, unos 50 minutos (nunca más de una hora). Y prefiero correr por la mañana, nada más me levanto, aunque soy de las que se levanta siempre con hambre.
A veces tengo tanta hambre que prefiero primero desayunar, esperar una horita y luego ir a correr. Puede que parezca contradictorio pero correr por las mañanas llena de energía y vitalidad ya que produces un montón de endorfinas (la hormona de la felicidad) y mejora nuestro estado anímico. Y lo mejor de todo es que te hace dormir como un bebé!
Correr adecuadamente tiene muchos beneficios entre los cuáles quiero destacar 10:
Mejora la salud mental.
Fortalece los pulmones y los bronquios.
Ayuda a prevenir la presión arterial alta.
También fortalece nuestro sistema inmunológico.
Pérdida de peso.
Fuerza física.
Aumenta la densidad ósea.
Resistencia en ligamentos.
Aumenta la confianza en ti misma.
Reduce los efectos de la diabetes.
PAULA SALORT