Pese a la recomposición de las reservas lograda en las últimas semanas por la conducción económica, la situación en el frente externo sigue siendo “desafiante”, según coincidieron en señalar distintos estudios en los últimos días. Con el fin de atender uno de los problemas que se presenta en este frente, está previsto que el jefe de asesores del Ministerio de Economía, Leonardo Madcur, y el encargado de las relaciones financieras internacionales, Marco Lavagna, viajen este jueves a Francia para encarar las negociaciones con el Club de París por la deuda pendiente, según adelantaron a Ámbito fuentes del Palacio de Hacienda.
El objetivo de la misión es renegociar la deuda por unos 2.400 millones de dólares que la Argentina debe a 14 países agrupados en este club. Se anticipa que una vez avanzadas las conversaciones, el ministro Sergio Massa viajará a la capital francesa para firmar el acuerdo.
En tanto, tras el ingreso de unos 5.000 millones de dólares que disparó el “dólar soja”, las arcas del Banco Central se vieron engrosadas por los 700 millones de dólares que desembolsó el Banco Interamericano de Desarrollo el jueves pasado. De esta forma, y según el criterio metodológico del Fondo Monetario Internacional, el stock de reservas netas del BCRA pasó de u$s2.000 millones a fin de agosto, a u$s7.000 millones a fin de septiembre, superando en más de 1.000 millones la meta establecida con el organismo, de acuerdo con los cálculos de la consultora Econométrica.
Pese a la recomposición, las reservas siguen siendo escasas -equivalen a cerca de un mes de importaciones-.
Una de las preocupaciones inmediatas del Palacio de Hacienda es el impacto que está teniendo la sequía en la producción agropecuaria. La semana pasada, tanto la Bolsa de Cereales de Buenos Aires como la de Rosario volvieron a recortar las previsiones de producción de trigo a unos 15 millones de toneladas, un tercio menos – cerca de 8 millones de toneladas – respecto de la campaña anterior.
Si bien juegan a favor los mayores precios de este cereal, la Bolsa de Comercio de Buenos Aires calcula que, considerando los precios actuales, el valor de la cosecha triguera podría reducirse en aproximadamente 800 millones de dólares, aunque las cifras son preliminares y las estimaciones siguen sesgadas a la baja.
En general, los pronósticos meteorológicos anticipan la continuidad de la sequía – “La Niña”- de donde ya se estima que la cosecha va a caer cerca de 6%, pero se advierte que el retroceso podría llegar a 21% si se intensificaran las condiciones desfavorables, según el economista Marcos Buscaglia. No obstante, otros especialistas meteorológicos anticipan que el efecto de “La Niña” no sería tan perjudicial.
Esta circunstancia se da en momentos en que el fortalecimiento del dólar en los mercados internacionales tiende a afectar los precios de las commodities. Si bien las cotizaciones repuntaron este año como resultado de la guerra en Ucrania, el Fondo Monetario Internacional prevé que las materias primas no energéticas retrocedan 6,2% en 2023 (tras una suba de 7,3% en 2022).
Debilidad
Más allá de los problemas específicos del sector agropecuario, las exportaciones argentinas tropezarán con un contexto global en el que tiende a debilitarse el crecimiento.
Tanto es así que el Fondo Monetario Internacional alertó en su último informe Perspectivas Económicas Mundiales (World Economic Outlook) de octubre que “lo peor está por venir”, y que “para muchos el año 2023 se sentirá como una recesión”.
El crecimiento mundial se desaceleraría a 2,7% el año próximo (tras una expansión de 3,2% calculada para el presente) que sería el menor desde el 2,5% registrado durante la desaceleración mundial de 2001, exceptuando las crisis financieras mundiales y de COVID-19 y por debajo del promedio histórico – 3,6% durante 2000 a 2021-.
El desánimo es compartido por los principales empresarios del mundo. Una reciente encuesta realizada por la consultora KPMG, revela que el 91% de los directores ejecutivos prevén una recesión en Estados Unidos en los próximos 12 meses.
El mayor enfriamiento de la economía se dará en Europa, zona que crecería sólo 0,5% el año que viene, según el FMI. Peor aún, algunos países como Alemania e Italia retrocederían (0,3% y 0,2%, respectivamente).
También China se aleja de las altas tasas que supo lograr años atrás – en 2023 crecería “sólo” 4,4%- con riesgos como la profunda crisis que experimenta la actividad inmobiliaria – las venas caen un 40% con relación al año pasado-, un sector que representa un tercio del PIB del gigante asiático.
En suma, el crecimiento esperado para los principales socios comerciales de la Argentina en 2023 fue ajustado al 2,4% frente al 3,5% que se estimaba en abril, según cálculos de la consultora Ecolatina, al tiempo que la expansión de los miembros del Mercosur sería de apenas 1,2% (vs 1,5% en abril).
Amenazas
A las dificultades del contexto se agregan distintas amenazas. La consultora Abeceb destaca tres: el endurecimiento monetario llevado adelante por los principales bancos centrales del mundo está preocupando más que antes, la crisis del gas es más prolongada de lo esperado y a ello se agregan las tensiones geopolíticas Estados Unidos-China por la isla de Taiwán.
Precisamente estos temas serán debatidos en un foro organizado por Abceb para el 1 de noviembre que contará, entre otros disertantes, con la presencia del profesor de Harvard Ricardo Hausmann quien expondrá sobre los cambios en el clima de los negocios.
En lo inmediato, el compromiso con el Fondo contempla que el stock de reservas netas debería superar los 7.300 millones de dólares hacia fin de año. Si bien la nueva meta son sólo USD300 millones adicionales a lo que el BCRA logró acumular tras el «dólar soja«, no le será fácil al Gobierno cumplirla, de acuerdo con Econométrica.
Al respecto señala cuatro factores: ya se adelantaron buena parte de las exportaciones del agro, la mala cosecha de trigo que reducirá las exportaciones en las últimas semanas del año, el déficit de unos USD 800 millones por mes que genera el turismo y por último el peso de las importaciones.
Al respecto, se señala que tras el cupo que el BCRA impuso a mitad de año a las empresas para acceder al mercado de cambios para pagar sus importaciones, se generó en poco tiempo una deuda comercial con proveedores del exterior por más de USD6.500 millones, monto equivalente al financiamiento de un mes de importaciones. Este crédito comercial que el propio gobierno pidió que sea por 180 días, en muchos casos empieza a pagarse desde noviembre.
De ahí que se concluya que las restricciones a las importaciones “no sólo continuarán sino que se amplificarán”.
En cuanto a las perspectivas para el año próximo, la conclusión de Ecolatina es que “el deterioro esperado para el desempeño de la economía mundial tornará más desafiante y compleja la hoja de ruta del Gobierno y la estabilidad del mercado cambiario de cara a 2023”.
Al respecto, recuerda que la meta de acumulación de reservas comprometida ente el FMI será aún más exigente que la de este año y considera que la construcción del gasoducto Néstor Kirchner resultará fundamental para evitar una mayor sangría de divisas vía pagos de importaciones de energía, “a pensar que las restricciones a las importaciones seguirán operativas durante este período”.
Ambito
Liliana Franco