Durante su gestión, se enfrentó a desafíos complejos con valentía y dedicación, defendiendo los valores del gremio y trabajando por la dignidad y los derechos de los trabajadores de la cultura.
En su extensa trayectoria teatral, brilló en obras como Un informe sobre la banalidad del amor, Tierra del Fuego, Copenhague, El evangelio de Evita y Crimen y castigo, entre muchas otras. En televisión, dejó una marca imborrable con su participación en más de 50 ficciones, incluyendo títulos icónicos como Dulce Ana, Una voz en el teléfono, Poliladron, La leona y Verdad consecuencia. También se destacó en el cine, con películas como Samy y yo, Ni Dios, ni patrón, ni marido y Un minuto de silencio.
El compromiso social y gremial de Darín fue una constante en su vida. Sus colegas destacan su sensibilidad, entereza y compañerismo, valores que siempre defendió con pasión. Desde el Consejo Integral de la Asociación Argentina de Actores, expresaron su gratitud por su lucha incansable y su legado, que servirá como inspiración para las futuras generaciones.
