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sábado, abril 26, 2025

El legado del papa Francisco: reformas, viajes históricos y una huella imborrable en la Iglesia

El legado de Jorge Bergoglio, el primer Papa latinoamericano, está marcado por la cercanía con los pobres, la lucha por la paz, una fuerte impronta reformista y una visión fraterna del mundo

El pontificado de 12 años del Papa Francisco puede definirse como una etapa de transformación profunda en la Iglesia Católica. Jorge Mario Bergoglio, el primer Papa jesuita y latinoamericano, asumió el trono de Pedro el 13 de marzo de 2013 con un estilo directo, austero y pastoral, que lo distanció de sus predecesores y marcó una nueva era. Su legado se construyó sobre procesos de cambio, apertura y compromiso social, más que sobre logros personales.

Una Iglesia más misionera y menos clerical

La misionariedad y la sinodalidad fueron dos ejes de su pontificado. Francisco promovió una “Iglesia en salida”, centrada en el servicio, abierta al diálogo interreligioso y capaz de escuchar al Pueblo de Dios. En esta línea, convocó dos sesiones del Sínodo sobre la Sinodalidad, incorporando por primera vez a laicos y mujeres con derecho a voto, y creó comisiones para estudiar el diaconado femenino.

También reformó la Curia Romana con la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium, donde priorizó la evangelización y otorgó responsabilidades de gobierno a no clérigos. En este marco, se destacó el nombramiento de mujeres en cargos jerárquicos inéditos, como la hermana Raffaella Petrini como gobernadora del Estado Vaticano.

El Papa de los viajes imposibles

En sus 47 viajes internacionales, Francisco visitó lugares emblemáticos para el diálogo y la reconciliación. Fue el primer Pontífice en pisar Irak, en plena pandemia, donde se encontró con el gran ayatolá Al-Sistani. También abrió la Puerta Santa en Bangui (República Centroafricana) durante una guerra civil y selló acuerdos de paz en Sudán del Sur junto a líderes cristianos de otras confesiones.

Otro hito fue su viaje a Abu Dabi en 2019, donde firmó con el gran imán de Al-Azhar el Documento sobre la Fraternidad Humana, base de su encíclica Fratelli tutti. En su gira más extensa, a los 87 años, recorrió Asia y Oceanía: Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur.

Reformas, documentos y gestos proféticos

A lo largo de su pontificado, Francisco publicó cuatro encíclicas (Lumen fidei, Laudato si’, Fratelli tutti y Dilexit nos) y siete exhortaciones apostólicas. Con Laudato si’, llamó a cuidar la “casa común” y combatir la desigualdad ambiental; con Fratelli tutti, propuso la fraternidad como única salida a los conflictos contemporáneos.

En materia disciplinaria, emitió casi 60 motu proprio, como Vos estis lux mundi, que estableció protocolos claros contra los abusos sexuales y exigió responsabilidades a los obispos. También reorganizó las finanzas vaticanas tras años de escándalos.

Cercano a los descartados

Francisco nunca perdió el contacto con los más vulnerables. Impulsó la Jornada Mundial de los Pobres, compartió almuerzos con personas sin hogar, visitó cárceles en Jueves Santo, y denunció la “cultura del descarte” y la “globalización de la indiferencia”. En su primer viaje fuera de Roma fue a Lampedusa, epicentro de la crisis migratoria, donde arrojó flores al mar en homenaje a los refugiados muertos.

Su magisterio sobre los migrantes quedó sintetizado en cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar. También mediador en conflictos, gestionó el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos en 2015, por lo que fue agradecido públicamente por Barack Obama.

El compromiso por la paz en un mundo en guerra

“Una guerra mundial en pedazos”: así describió Francisco el panorama actual. Ante los conflictos en Ucrania, Gaza, Siria y África, no cesó en sus llamados al diálogo y la diplomacia. Envió cartas, emisarios y ayuda humanitaria. Llegó incluso a visitar la embajada rusa en el Vaticano al estallar la guerra en Ucrania, en un gesto sin precedentes.

Convocó a jornadas de oración y ayuno por la paz, consagró a Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María y promovió el “ecumenismo de la sangre” junto a líderes cristianos no católicos.

Un pontificado que deja huella

Doce años después, el Papa que “vino del fin del mundo” deja un pontificado marcado por el impulso a una Iglesia más humilde, más cercana y más comprometida con los desafíos del siglo XXI. Sus palabras clave —misericordia, fraternidad, sinodalidad, diálogo, inclusión— sintetizan un proceso abierto que aún no ha dicho su última palabra.

 

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