Matías De Nicola ya había logrado resistir su salida del Instituto Nacional de Alimentos; la contaminación de 7,7 toneladas de dulce de membrillo para poblaciones vulnerables selló su salida.
En el brindis oficial por los 25 años de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (Anmat), uno de sus directores levantó la copa también a modo de despedida: después de 13 años al frente del área nacional a cargo de vigilar la seguridad de lo que comemos, Matías De Nicola abandonó el Instituto Nacional de Alimentos (INAL). Y no lo hizo por decisión propia.
Una nota publicada en LA NACION a una semana de las PASO aceleró la decisión de la Casa de Gobierno de reemplazar al veterinario, que ya había estado a punto de perder su puesto el verano pasado. En ese momento, funcionarios cercanos a los intereses de la industria alimentaria intercedieron y lograron sostenerlo en su puesto.
Pero esta vez, eso no fue suficiente y el miércoles siguiente a las elecciones primarias se le informó al resto de los directores del Anmat que De Nicola dejaba su lugar. «Su cargo pendía de un hilo por varios errores que había cometido últimamente», indicó una fuente reservada.
Hacía poco más de una semana que se había informado que el INAL había detectado nematodos (gusanos) en las muestras de 7,7 toneladas de un dulce de membrillo producidas en un empresa de San Pedro, provincia de Buenos Aires. Las muestras pertenecían a diez lotes de productos de una compra de emergencia del Ministerio de Desarrollo Social para asistir a la población vulnerable. El análisis lo había solicitado el área de Coordinación de Monitoreo de Depósitos del ministerio que dirige Carolina Stanley.
Técnicamente, así como figuraba, el resultado del análisis microscópico del dulce en los diez informes de laboratorio que publicó LA NACION parecía insuficiente. Especialistas en parasitología consultados en ese momento coincidieron en que el resultado debía ser más preciso e indicar de qué nematodo se trataba, sobre todo por el nivel de riesgo señalado.
Pero el INAL cargó los resultados en un sistema online que comparten las oficinas bromatológicas del país, dejó constancia de la necesidad de auditar el establecimiento productor y no tomó medida alguna para evitar su consumo o informar el resultado a la dependencia que había solicitado el análisis, de acuerdo con lo que informó el Ministerio de Desarrollo Social. A más de 15 días, tampoco la empresa productora y el distribuidor conocían la contaminación. Lo mismo demoró la Oficina de Alimentos de la provincia de Buenos Aires para auditar a la empresa de San Pedro.
La norma que rige la actuación del Sistema Nacional de Vigilancia Alimentaria es el Código Alimentario Argentino, que indica: «Queda terminantemente prohibida la tenencia, circulación y venta de alimentos y sus primeras materias, alterados, contaminados, adulterados, falsificados y/o falsamente rotulados bajo pena de multa, prohibición de venta y comiso de la mercadería en infracción».
Pero, esta vez, la irregularidad había rozado directamente a Stanley a una semana de las PASO y en plena negociación con las organizaciones sociales por la emergencia alimentaria.
En reserva
Después de las elecciones, llegó la orden de separar de su cargo a De Nicola. El miércoles 16 de agosto, la directora de recursos humanos de la Anmat se lo comunicó al resto de los directores del organismo en una reunión con su titular, Carlos Chiale. Desde entonces, se mantuvo en reserva la salida del veterinario, que se hizo efectiva el 1° de septiembre. «No desplazamos a nadie», afirmaron en la Anmat ante la consulta de LA NACION.
Es que para la última semana de agosto estaban programados los festejos por el 25° Aniversario de la creación de ese organismo. No hubo prensa invitada, quizás porque al levantar la copa, Chiale despidió a «un amigo» al referirse a la salida de De Nicola, de acuerdo con los testimonios de invitados de las industrias que regula el organismo.
La agenda, que incluía jornadas científicas, había empezado el lunes 28 de agosto con una fiesta interna en el Palacio San Miguel. El cierre fue en la Academia Nacional de Medicina con un brindis, al que asistieron las autoridades del Ministerio de Salud de la Nación, del que depende la Anmat. Un día antes, se había difundido internamente en la Anmat que De Nicola había presentado la renuncia.
«Irá como asesor, seguramente, con un contrato para no dejarlo sin trabajo», pudo conocer la LA NACION. Internamente, la idea sería que el INAL quede en manos de una funcionaria de confianza: Natalia Jakubowski, titular de la Dirección de Evaluación y Registro de Alimentos del instituto. Ninguna designación se publicó aún en el Boletín Oficial.
De Nicola llegó al INAL hace 15 años cuando Ginés González García asumió el Ministerio de Salud en el gobierno de Néstor Kirchner. La designación en 2002 no fue por concurso, sino por conocimiento familiar con el entonces ministro. Su gestión tuvo una interrupción entre 2008 y 2010, durante la gestión de Graciela Ocaña en el Ministerio de Salud. Pero en mayo de 2010, Chiale lo repuso en su cargo al mes de haber desembarcado en la Anmat como interventor designado por el entonces ministro de Salud, Juan Manzur. De Nicola no concedió ninguna de las entrevistas solicitadas por LA NACION en los últimos años.
Desempeño cuestionado
Varias investigaciones publicadas por LA NACION indagaron el cuestionado desempeño del INAL en la vigilancia alimentaria. En ninguno de esos casos, se tomaron medidas para determinar responsabilidades.
2015. Fórmula infantil
En un brote infeccioso en el Hospital Nacional Prof. Alejandro Posadas enfermaron gravemente por lo menos una decena de bebes en la sala de recuperación nutricional. Murió Mía Gómez, una beba que había nacido extremadamente prematura, y que el personal había logrado recuperar y estaba a dos días de recibir el alta. LA NACION publicó documentación en la que, entonces, el INAL y el titular de la Dirección General de Higiene y Seguridad Alimentaria de la Agencia Gubernamental de Control (AGC), Ignacio Parera, intervinieron para negar la contaminación por la bacteria Cronobacter sakazakii de las fórmulas infantiles y las mamaderas del lactario del hospital. Al año, filminas de una presentación técnica del INAL sobre esa bacteria cita la investigación de LA NACION como el último caso registrado en el país.
2016. Síndrome urémico hemolítico
El año pasado, un análisis que hizo LA NACION sobre los datos de las intervenciones del INAL en 337 denuncias de alimentos posiblemente asociados con casos de síndrome urémico hemolítico (SUH) permitió conocer que el instituto que presidía Matías De Nicola había investigado menos del 10% de esas muestras.
2017. Dulce de membrillo
El INAL detectó nematodos (gusanos) en las muestras de 10 lotes de dulce de membrillo El Gurí (San Pedro Alimentos S.A./Panymax S.A.) que recibió hace un mes el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación como parte de una compra de emergencia de alimentos por 36,6 millones de pesos destinada a la población vulnerable. En los informes 1839 a 1848 que el INAL emitió el 14 del mes pasado, se indica que el producto contiene «nematodos» y que «no cumple» con las condiciones para su consumo y comercialización. Recomendó una auditoría de la planta de producción, pero no adoptó ninguna otra medida ni alertó de no consumir el producto. En la Universidad Nacional de La Plata se están analizando las muestras que la Oficina de Alimentos bonaerense obtuvo durante la auditoría de la planta de San Pedro más de 15 días después de los resultados del INAL. También se solicitaron las muestras de los lotes 170 a 179 del producto que analizó el INAL para repetir las pruebas.
La Nacion