El proyecto consensuado por la oposición, que obtuvo media sanción de la cámara baja, ahora deberá ser debatido en el Senado. La estrategia del oficialismo.
Recalcular. El acuerdo opositor para imporner un proyecto de modificación del impuesto a las Ganancias, que logró media sanción en la Cámara de Diputados, obliga al oficialismo a buscar un GPS y reorientar su estrategia: tiene por lo menos una semana hasta el debate en el Senado.
Para el Gobierno, la iniciativa atenta contra la estabilidad fiscal y le da aire e impulso a un peronismo que la Casa Rosada buscó fragmentar desde el día uno de la gestión. Entonces, ¿qué opciones se baraja? Primero, insistir en el costo que implica este proyecto en las arcas provinciales para presionar a los gobernadores a que, a su vez, recomienden a los senadores el voto negativo. Ya lo intentó ayer cuando distribuyó un cuadro comparativo entre su proyecto y el del massismo, pero no dio resultado.
Otra opción, más difícil, es buscar un acuerdo con la oposición para introducir modificaciones; el acercamiento que no quiso rubricar ayer con la esperanza de que ninguno de los dictámenes (el oficial, el del Frente Renovador, el del Frente para la Victoria, y el del Frente de Izquierda) alcance los votos y la discusión se pase al 2017.
Una última alternativa es una potestad presidencial: el veto. Es una carta que Mauricio Macri tiene a mano y que en muchas oportunidades utilizó en la ciudad de Buenos Aires cuando el Parlamento aprobó iniciativas contrarias a los deseos del Ejecutivo. Pero sabe que utilizar esta herramienta tiene un alto costo político.
En el Gobierno no vieron venir el reagrupamiento opositor, o minimizaron sus consecuencias. Los bloques PJ, FPV y el Frente Renovador hicieron sentir su mayoría: además de impulsar el proyecto de Ganancias, acusan a Cambiemos de «romper los acuerdos parlamentarios» con el decreto que extendió el alcance del blanqueo de capitales.
Infobae