Otra vez, Cambiemos retoma las peores prácticas de la vieja política. Abusando deliberadamente de las necesidades de los más vulnerables, ofrecen bolsones a cambio de trabajo y votos.
El clientelismo político es ya es marca registrada de Cambiemos. Luego de los escándalos que se conocieron en provincias como La Pampa, ahora también se suma Salta al largo prontuario del macrismo.
El Intendente de la capital Salteña, y aliado de Cambiemos, Gustavo Ruperto Sáenz, fue filmado por vecinos del Barrio Autódromo, en una “vergonzosa y repudiable” negociación de “bolsones” a cambio de trabajar para “él” en las próximas elecciones.
El acceso directo a los recursos estatales permite al jefe comunal armar este tipo de intercambio, y sustentar “su base clientelar”, en la satisfacción de necesidades básicas, aunque no la solución estructural de los problemas sociales, que pueden observarse diariamente en la capital salteña.
En los estados clientelistas como el de Cambiemos, se relega el derecho como instrumento de gobierno. La vigencia del derecho está determinada por el grado de preponderancia de los vínculos clientelistas.
PN