El dinero fue encontrado durante un operativo de la Gendarmería Nacional. Lo investigan por contrabando.
Gendarmería Nacional encontró en un allanamiento cerca de 500.000 dólares guardados en una bolsa plástica, dentro de un armario, en el departamento de un ex funcionario de la Aduana imputado en una causa por contrabando e importaciones irregulares.
Se trata de Eduardo Bernardi, quien en su rol de jefe de la Aduana de Buenos Aires era un hombre muy cercano al ex titular de la AFIP Ricardo Echegaray. En el ambiente lo llamaban «Pekerman», como el ex entrenador de la Selección nacional de fútbol en Alemania 2006. Su apodo aparece en varios documentos de la investigación sobre la organización de los hermanos Alejandro y Raúl Paolantonio, quienes se dedicaban a traer mercadería prohibida desde China.
Bernardi fue jefe de la Aduana durante la gestión de Echegaray, pero en la actualidad se encuentra suspendido por las denuncias en su contra. También por una medida cautelar que presentó la diputada Elisa Carrió.
Eduardo Bernardi estuvo a cargo de la Aduana de Buenos Aires mientras Echegaray presidió la AFIP
La investigación la lleva adelante el juez en lo Penal Económico Marcelo Aguinsky, que al descubrir a quién se referían cuando hablaban de Pekerman, ordenó allanar la casa de Bernardi y otros funcionarios del organismo, según informó el diario Clarín.
De acuerdo a la misma fuente, además de la bolsa con medio millón de dólares encontraron documentos y permisos de embarques relacionados con las empresas investigadas en la causa. También otros papeles que hacían referencia a Las Cortaderas, una de las importadoras usadas por los Paolantonio.
El expediente se puso en marcha el 31 de marzo. Dos meses después Aguinsky ordenó trabar embargo contra 65 imputados, además de prohibir la salida del país a unas 70 personas vinculadas a la importación de textiles, a partir de la aparición de documentación falsa.
Bernardi tiene 55 años y entró a trabajar a la Aduana en 1976. Cuando fue nombrado por Echegaray para la dependencia de Buenos Aires, pasó a controlar los puertos y depósitos fiscales de todo el área metropolitana, incluido el aeropuerto internacional de Ezeiza. Ahora queda por ver qué rol tuvo en las irregularidades cometidas durante la década pasada.