El 32,2% de la población económicamente activa se encuentra en la pobreza, mientras que el 6,3% está en la indigencia, informó este miércoles el Instituto Nacional de Estadística y Censos, en base a los resultados de la encuesta de hogares.
Uno de cada tres habitantes en Argentina es pobre, y el 6,3 por ciento de la población es indigente, informó hoy el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), que reanudó de esta manera la difusión de las cifras sobre pobreza e indigencia luego de tres años sin contar con datos oficiales sobre el tema.
El relevamiento del organismo, que corresponde al segundo trimestre del año, mostró que alrededor de 8,7 millones de personas que viven en grandes centros urbanos son pobres, lo que equivale al 32,2 por ciento de la población, y, entre ellas 1,7 millones de personas son indigentes, lo que representa el 6,3 por ciento.
“Hoy sabemos cuál es la realidad que nos golpea. Saber que uno de cada tres argentinos se encuentra bajo la línea de la pobreza es algo que nos tiene que doler, nos tiene que dar bronca y comprometer a trabajar juntos para que cada día podamos reparar más y más situaciones; caminar juntos hacia pobreza cero”, dijo el presidente Mauricio Macri, en una conferencia de prensa en la Quinta de Olivos, minutos después que el titular del Indec, Jorge Todesca, difundieran los nuevos datos estadísticos, interrumpidos en 2014.
Las mediciones del Indec se basan en la consideración de indigente a aquella persona o grupo familiar que no cuenta con los ingresos mínimos como para comprar los alimentos indispensables de subsistencia comprendidos en la Canasta Básica Alimentaria, que costaba 5.175,92 pesos en agosto para una familia compuesta por dos mayores y dos niños de 6 y 8 años .
Ese mismo grupo familiar requirió de 12.489,37 pesos para poder adquirir la Canasta Básica Total (CBT) -compuesta por alimentos, indumentaria y servicios básicos-, para no caer por debajo de la línea de pobreza, informó el Indec.
«Esta no es la única forma de medir la pobreza e indigencia, pero para realizar una medición multidimencional, que sería complementaria al método actual, se requiere mucho trabajo, y en esta etapa de emergencia estadística, tratamos de centrarnos en nuestras potencialidades», explicó Todesca, al dar a conocer las cifras en una conferencia de prensa en la sede del organismo.
La región del Noroeste, con el 40,1 por ciento es la que tiene mayor tasa de pobreza, seguida por la del Noreste con el 35,8 por ciento y Cuyo 35,6 por ciento.
La indigencia golpea con más fuerza en la región Pampeana, donde alcanza 7,7 por ciento, y el Noroeste con el 7,6 por ciento.
La Patagonia es la zona menos afectada, ya que la pobreza tuvo allí un registro de 24,7 por ciento, y la indigencia llegó a 3,3 por ciento.
La última medición sobre pobreza e indigencia, realizada sobre la segunda mitad de 2013, mostraba que en el país había solo 4,7 por ciento de pobres y 1,4 por ciento.
Según aquella medición, en ese momento, en el Gran La Plata solo 1 por ciento de la población era pobre, proporción que llegaba a 1,6 por ciento en Río Gallegos o Comodoro Rivadavia.
“Lo que estamos empezando a tener ahora es información estadística real. Hasta hace unos meses era todo montado en una ficción de cifras, que eran una manipulación absoluta”, resaltó Macri al aludir a la anterior gestión.
La directora de la Encuesta Permanente de Hogares, Cynthia Pok, destacó que las mediciones hechas por la intervención del Indec, durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner “no se pueden comparar” con los nuevos números porque las anteriores “estaban mal hechas. No se puede mirar frescamente eso como un dato”.
El último relevamiento de este tipo de datos se realizó a mediados del 2013, durante el último mandato de la Cristina Fernández de Kirchner.
Las explicaciones sobre por qué se dejaron de difundir estas cifras vinieron mucho después, en marzo de 2015, cuando el entonces ministro de Economía, Axel Kicillof, admitió desconocer «el número de pobres» y consideró esa medición como “bastante estigmatizante».
Pero tres meses más tarde, y sin que se supiera ninguna medición oficial, la propia presidenta, ante la 39na Asamblea de la FAO aseguró que el índice de pobreza se ubicaba en Argentina «por debajo del 5 por ciento, y el índice de indigencia en 1,27 por ciento», gracias a las políticas activas implementadas a partir de 2003.
Ya en esos momentos el Barómetro de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), estimaba que el índice de pobreza trepaba en el 2014 al 27 por ciento de la población, mientras que la propia CTA oficialista la había estimado en el 17,8 por ciento.
El entonces jefe de Gabinete y luego candidato a gobernador bonaerense del Frente para la Victoria, Aníbal Fernández, calificó como «falaz» la medición de la UCA al sostener que no estaba «cerca de la realidad ni por casualidad y el cálculo es pésimo».
“Este es el punto de partida, que reivindica lo que venia haciendo la UCA”, dijo Macri en la conferencia de prensa que brindó junto con la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, al denostar la cifras informadas por el Indec durante la administración anterior.
Para fines de 2015, el Observatorio Social de la UCA estimó que la pobreza alcanzaba a 29 por ciento de la población, y la indigencia a 5,3 por ciento.
Ante la magnitud de los datos, el jefe del Estado dijo hoy que “es obvio que no alcanzan cuatro años” para llegar a la pobreza cero, pero ponderó las medidas tomadas por su gestión para ir hacia la generación de empleo y la mejora de la educación pública como el camino para reducirla.
Al respecto, reseñó la salida del cepo cambiario, el pago a los holdouts, la baja de la inflación y los proyectos de infraestructura como medidas tendientes a generar transparencia y condiciones para crear empleo y atraer inversiones.
Macri resaltó, en especial, la baja de la inflación para la recuperación del poder adquisitivo de los salarios, y reivindicó como “camino correcto” las medidas adoptadas para llegar a un dígito en el índice de precios “como el 99 por ciento de los países”.
Sin embargo, advirtió que todo este proceso “no puede ser tarea de un solo gobierno”, reiteró su compromiso para “restablecer el diálogo”, resaltó su propuesta de modelo productivo, que “abarque a todas las regiones del país” y apeló a la responsabilidad de todos los sectores, en especial, a los gobernadores para controlar el déficit fiscal.
Por último, el Presidente confió en que Argentina tiene las condiciones para generar miles de puestos de trabajo, aseguró que “viene una etapa maravillosa, como ya se vislumbró en el reciente el Foro de Inversión, con más de 3.000 participantes de 67 países” e invitó a los capitales extranjeros a “venir a invertir” porque el país “ofrece las mejores oportunidades” tanto por sus recursos humanos, naturales y sus capacidades.