En una extensa entrevista radial, el dirigente dijo que esa cifra es la que administra anualmente entre el sindicato de Camioneros, la Federación Nacional, la Obra Social, la Mutual y hasta una compañía de seguros.
En una entrevista radial, el líder de Camioneros, Hugo Moyano, no sólo dejó definiciones políticas y sus pronósticos y preocupaciones sobre la marcha que convocó contra el Gobierno el 21 de febrero, sino que, enojado, en particular con la diputada oficialista, Graciela Ocaña, por las denuncias en su contra, filtró en forma inédita números clave sobre los fondos que administra su sindicato.
Moyano, en la entrevista que mantuvo con la periodista María O’Donnell, aseguró que entre el sindicato Camioneros, la Federación Nacional, la obra social, la Mutual y hasta una compañía de seguros que es «propiedad de la organización», administra unos 12.000 millones de pesos anuales.
Según el dirigente, quien recurrió a precisiones numéricas para refutar lo que llamó «las estupideces que dicen», en alusión en particular, a las denuncias de Graciela Ocaña, dijo además que, con todas esas instituciones, tienen «3500 millones de pesos ahorrados, puestos a interés, en el Banco Provincia».
Según Moyano el patrimonio total de su organización y entidades relacionadas, asciende a unos «1000 millones de dólares».
Aunque en forma un tanto desordenada, y en el contexto de una nota telefónica, el exsecretario general de la CGT dijo que la empresa telepostal OCA le debe a la obra social de Camioneros 800 millones y que a su vez, el Estado le debe 1500 millones, «por eso tenemos déficit».
Las empresas propias
El dirigente admitió que al menos dos empresas que realizan trabajos o que proveen materiales a las entidades que él dirige son propiedad de su esposa, Liliana Zulet, respecto a lo cual se preguntó: «¿Acaso eso es delito?».
El gremialista justificó las contrataciones a empresas que maneja su esposa con el argumento de que «me garantizan mejores precios y la calidad de lo que entregan». Relató que compró a una de esas empresas, llamada Dixey, «40.000 guardapolvos» para los kits de útiles escolares que el gremio entrega a los hijos de sus afiliados.
Dixey es atribuida no a la esposa de Moyano sino a sus hijos, es decir hijastros del dirigente. En otro tramo de la entrevista fue el propio Moyano quien distinguió entre los bienes de su esposa y los de los hijos de Zuleta, a quienes les atribuyó «el derecho de tener…» y aunque no terminó la frase era obvio que aludía al derecho de sus famiiares políticos a tener determinado crecimiento patrimonial.
En un lenguaje personalísimo, sin eufemismos sobre sus decisiones bajo alguna primera persona del plural, Moyano recordó, para reforzar el argumento de contratar empresas de confianza, que «una vez me trajeron unos guardapolvos que estaban tal mal hechos, que tenían una manga más corta que la otra».
«Todas las decisiones las tomo yo, aunque no soy el único que firma», dijo.
Los autos del camionero
Moyano, para ilustrar en cierta forma sobre su estilo de vida, dijo en otro tramo de la entrevista que tiene “tres unidades”, en relación a tres vehículos: “Un sierra, 87, que compre con un plan rombo y otros dos Ford, uno modelo 83 y el otro 87”. E ironizó: “Esos son mis autos de alta gama”.
El gremialista también admitió que la empresa Ancora Construcciones tiene relación con su esposa e hijastros, aunque molesto por la pregunta de si esa empresa había participado en la reconstrucción del sanatorio Antártida, recientemente inaugurado por la obra social de camioneros, ironizó molesto: “No, lo construyó Caputo”, en alusión al empresario “amigo del alma” del presidente Mauricio Macri.
Feos sucios y malos
Moyano se mostró refractario en su contacto radial. Defensivo y por momentos agresivo. Pero también irónico y ocurrente: «Lo que pasa es que los dirigentes sindicales tenemos que ser sucios, malos y feos como la película. Quieren que vivamos bajo la autopista pero si nos vieran vivir ahí, dirían que agarramos la mejor parte de la autopista».
Según Moyano, luego de toda esta descripción, aseguró que «si no fuera dirigente gremial sería un empresario exitoso».
-Bueno, bien puede ser las dos cosas…, lo consultó O’Donnell
– No, yo soy un tipo que quiere conseguir las mejores cosas para los trabajadores de su sindicato
Cronista