Con esta sentencia se presenta uno de los iconos más poderosos de la Generación Z. Nacido en Nueva York, pero de ascendencia francesa, su más de medio millón de seguidores en Instagram lo atesoran como símbolo de un nuevo orden que ha roto con los cánones y mira al futuro con esperanza mientras da la espalda con indiferencia al pasado. En una era en la que el talento es cada vez más dependiente de la imagen, él es el influencer de los influencers. Conócelo, escuchalo y tal vez puedas aprender algo de lo que está pasando a tu alrededor.
Visto al trasluz de las ventanas del piso neoyorquino donde fotografiamos a Luka Sabbat (Nueva York, 1997), nos damos cuenta de que su silueta lo precede y lo presenta incluso antes de verle la cara. Una proeza sólo atribuible a los grandes iconos de la historia, esos que no precisan de introducción por la condición que han alcanzado. Y ahora, en este atardecer en la Gran Manzana, tenemos la sensación de estar frente a uno de esos chicos rebeldes que desafían lo establecido para redefinir una nueva era.
Puede que su nombre, su habitual gusto por lo oversize y sus reconocibles rastas aún no te suenen, pero dale a cualquiera de los 516 mil miembros de la Generación Z que lo siguen en Instagram una imagen suya y sabrán quién es a kilómetros de distancia. Luka Sabbat no es modelo, ni diseñador, ni consultor, ni el último it boy con el que todos se quieren fotografiar. Lo es todo a la vez.
Mitad americano y mitad francés (vive a caballo entre Nueva York y París), hijo de un diseñador de moda y una reputada estilista, y nieto de una diseñadora de interiores, era de esperar que Sabbat creciera educando el paladar desde la cuna. Poco importa el reto estilístico que le propongamos, porque si a otros personajes los looks de esta sesión de fotos los hubieran fagocitado incluso colgados en la percha, en Sabbat cobran sentido de lo cool.
Es entonces cuando comprendemos por qué es señalado como uno de los lideres de opinión de su tiempo. Posee ese don que pocos desarrollan: todo lo que toca lo convierte en deseable. “ No llego a pillar muy bien cómo influyo a esos chicos. Yo soy yo mismo, a algunos le gusta y a otros no, y es raro que tener personalidad pueda influir a otra gente para encontrar su camino o para ser alguien. Obviamente, sé que estoy en los tablones de inspiración de mucha gente, pero hay personas mucho más famosas que yo”. Famosas, sí, pero no tan relevantes.
Una aceleración y globalización de los procesos que han llevado a Sabbat en volandas alrededor del mundo: desfiles, presentaciones, sesiones de fotos, eventos… “Por suerte, he conseguido hacer un grupo de amigos que también viaja mucho, pero otros tantos no lo hacen. Es complicado… estás tú solo en hotel durante semanas o meses, terminas cansado avión, tras avión, tras avión… Me encanta lo que hago y es divertido, pero a veces te supera y es una mierda”.