Por años las personas se motivaron mucho más por contar las calorías de un alimento y en cómo hacer para controlarlas, que por observar la calidad de los mismos.
Siendo así, mirar el rótulo en búsqueda de los números que acuse casi siempre ha ganado por sobre poner el ojo al listado de la calidad de los ingredientes. Y, si bien la mente se resiste al cambio que sugiere pensar mucho más en calidad que en cantidad, el cuerpo sabe bien dirigir los resultados de la balanza: quién sigue contando calorías tiene un único destino: permanecer encerrado en el famoso “efecto yo-yo”: subir-bajar-subir…; enfermar-curarse-enfermar…
Siendo así, no todas las calorías que se ingieren de los distintos alimentos generan el impacto deseado en el cuerpo: 80 kilocalorías provenientes de un snack basado en edulcorantes, aditivos, conservantes, colorantes y demás, nada tiene que ver con las mismas 80 kilocalorías provenientes de una fruta. Este artículo te invita a comenzar a pensarte mucho más en calidad que en cantidades, para que puedas sorprenderte de la magia que a tu cuerpo le espera.
Existen calorías provenientes de los alimentos industrializados y procesados muchos de ellos también llamados “alimentos vacíos” como los snacks, refrescos (gaseosas) o aguas saborizadas comerciales, golosinas y panificados entre varios otros, es decir, de aquellos que han debido ser altamente manipulados para su consumo y que en su elaboración y extracción traen consigo una carga de químicos artificiales que impactan negativamente sobre la total expresión de nuestro cuerpo físico, energético, mental y emocional. Son sustancias que, al ingresar en cantidades y formas inadecuadas, no pueden ser lo suficientemente excretadas y necesitan que los distintos órganos y tejidos se hagan cargo de ellas acumulándolas dentro de sí para que el impacto sea, al menos, tolerable.
Siendo así, si al tejido adiposo (que es el órgano acumulador por excelencia) se le presentan alimentos difíciles de digerir, tenderá a inflamarse aún más para englobar dichas sustancias y nivelar el impacto de ellos en la salud. Esto es, en un principio, una ayuda para nuestra salud, aunque claro está, hasta que ya no pueda más y envíe más síntomas (otras enfermedades) como alarma para que frenes y tomes el control de tu cuerpo.
Dicho así, se podría suponer que los alimentos que no aportan calorías (o aportan pocas) y llevan rótulos del tipo “diet, cero, bajo azúcar, libre de grasas”, etc., sería “favorables” para el adelgazamiento y aquellos que se jactan de ser “los malos de la película” por contener mayor densidad grasa o un porcentaje mayor de azúcares como los frutos secos o las frutas maduras entonces, desfavorecerían. Pero, por el contrario, los alimentos que provee la naturaleza en su estado puro contienen unas calorías beneficiosas incluso para el adelgazamiento, por venir de nutrientes nobles.
Por ello, hay una variedad de alimentos que tienes que conocer si estás pensando en perder peso de forma definitiva.
Palta (aguacate o avocado),
Coco (fruta y su aceite virgen),
Frutos secos (almendras, nueces, pistachos, castañas…),
Semillas (girasol, calabaza, sésamo, lino, chía…, y sus aceites vírgenes),
Legumbres (lentejas, garbanzos, habas, alubias…),
Pseudocereales (quínoa, amaranto, mijo…),
Olivas (aceitunas bien lavadas y su aceite extra virgen),
Todos ellos contienen en mayor o menor medida un tipo de grasas antiinflamatorias (sobre todo las omega 3 y omega 9), es decir y valga la redundancia, que desinflaman los tejidos inflamados como es el caso del adiposo cuando una persona tiene sobrepeso. Si los comes en pequeñas porciones, pero de forma consistente, tu cuerpo adelgazará con un brillo especial.
Ejemplo práctico para la incorporación de estos alimentos:
Desayuno/Merienda:
Infusión de hierbas naturales sin endulzar o con pizca de azúcar de mascabo o miel de arroz + licuado realizado con frutas de estación + puñadito de almendras preferentemente activadas (lavadas e hidratadas previamente durante toda la noche) + hojas de espinaca y cantidad suficiente de agua.
Almuerzo/Cena:
Licuado de pomelos en agua + Ensalada completa: quinoa, palta, olivas y abundantes vegetales crudos a elección.
Patricia Robiano