Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), África tiene la tasa de mortalidad materna más alta del mundo debido a las hemorragias posparto. El acceso a las transfusiones sanguíneas es crucial para las mujeres del continente.
Ruanda no es una excepción y la topografía escarpada del «país de las mil colinas» dificulta el transporte por carretera, sobre todo durante la temporada de las lluvias.
La sangre «es un bien preciado y no es posible almacenarlo en gran cantidad en cada centro sanitario» del país, explicó a la agencia AFP Keller Rinaudo, director general de la empresa estadounidense de robótica Zipline, que concibió la base y sus 15 drones.
Este sistema «permitirá al gobierno ruandés suministrar instantáneamente transfusiones de sangre vitales a cualquier ciudadano en el país en entre 15 y 30 minutos», asegura.
El proyecto se lleva a cabo en colaboración con la alianza internacional Gavi creada en 2000 para facilitar las vacunas en el mundo y la Fundación UPS, que desembolsó más de u$S 1 millón.
Los drones «Zips» tienen forma de pequeño avión. Funcionan con electricidad gracias a baterías y disponen de una autonomía de 150 kilómetros. Cada uno pesa 13 kilos y puede transportar un cargamento de unos 1,5 kilos, es decir tres bolsas de sangre.
Bajo una carpa, los técnicos siguen las operaciones desde sus computadoras portátiles y varios empleados juntan las pequeñas cajas rojas de cartón equipadas con un paracaídas de papel que contienen las bolsas de sangre. Los aparatos las lanzarán cuando se encuentren a 20 metros del suelo.
«Son vuelos que salvarán vidas», comenta entusiasmado Gregg Svingen, encargado de la comunicación de UPS. «Hoy es la sangre, mañana serán las vacunas», dijo e insinuó que el proyecto podría exportarse a otros países.