La boda entre el magnate australiano Rupert Murdoch (84 años) y la exmodelo norteamericana Jerry Hall (59), además de aportar la consabida felicidad a los contrayentes (Murdoch no paraba de sonreír, al tiempo que Hall proclamaba, a propósito de la ceremonia religiosa, que «ha sido maravilloso»), configuró una lista de invitados de lo más peculiar.
Más allá de los familiares, amigos y empleados de los novios, sorprendió la presencia de tres mujeres que, en teoría, tenían pocas papeletas para estar allí: Bianca Jagger (70), su hija Jade(44) y su nieta Assisi (22). Ésta, a su vez, llevó en brazos a su hijita Ezra Key (18 meses), bisnieta de Bianca. Es decir: la primera esposa de Mick Jagger y parte de su descendencia, hasta su bisnieta, estuvieron presentes en el emotivo enlace de quien fue segunda mujer del cantante de los Stones.
Decían las malas lenguas que a Mick Jagger no le ha hecho nada feliz el «sí quiero» de Hall a Murdoch. Y cabe imaginar que la presencia en el enlace de otras Jagger tan bien avenidas tampoco le ha sentado bien. Pero ni Bianca ni Jerry son mujeres convencionales. De origen nicaragüense, Bianca Pérez-Mora Macías contrajo matrimonio con Mick Jagger en 1971, en Saint Tropez (Francia). Un año más tarde, nació Jade. En 1979 pusieron fin a su vida en común. Para entonces, Jagger ya estaba enamorado de la rubísima y voluptuosa novia de Bryan Ferry, líder de Roxy Music. Ella era Jerry Hall, una modelo texana de piernas interminables a quien le presentaron en 1977, en el transcurso de una fiesta.
Jerry Hall y Mick Jagger estuvieron juntos hasta 1999 y tuvieron cuatro hijos: Lizzie (32), James 30), Georgia May (22) y Gabriel (18). Incluso, en 1990 celebraron en Bali un conato de boda que no fue más que papel mojado. Los motivos de las rupturas de ambas esposas con el cantante de los Stones fueron los mismos: las continuas infidelidades de Mick. De hecho, Mick Jagger tiene dos hijos más (Karis, la mayor de toda la prole, y Lucas Maurice, el benjamín). Entre Bianca y Jerry, si alguna vez existió rivalidad o resentimiento, hoy no hay rastro de resquemor en ninguna de las dos. Prueba de ello es la presencia de la ex primera mujer de Jagger en la boda de la ex segunda mujer.
Icono de estilo, en especial desde que impactara desde la pista de Studio 54 con sus escotadísimos vestidos y sus blusas casi transparentes, Bianca Jagger volvió a dar una lección de cómo ser ella misma en la boda del sábado. Mientras que su hija Jade, más conservadora, se decantó por un abrigo rojo estilo capa de Lanvin (valorado en casi 4.000 euros), Bianca demostró que está al tanto de las últimas tendencias y que, a su edad, no teme romper esquemas. Eligió un conjunto de camisa y pantalón estilo pijama masculino, en raso blanco con ribetes negros. Sobre este conjunto, se decantó por un abrigo de inspiración floral. El tocado, los guantes y el bolso eran negros, pero lo que más llamó la atención fueron las sandalias plateadas sobre unos calcetines deportivos en color blanco.Assisi, que salió del templo junto a su abuela Bianca, no destacó por nada en particular. Siempre discreta y en un segundo plano, combinó un abrigo acolchado con unas sandalias de tiras anchas y un enorme fular de tela de saco en tonos crudos. Dado lo visto, fue Jade, con su abrigo de Lanvin, quien ganó en estilo, y por goleada, a su madre y a su propia hija.
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