La senadora del bloque UCR + Cambio Federal, Eugenia Gil, ingresó a la Legislatura bonaerense un proyecto para que el Poder Ejecutivo promueva el uso de inteligencia artificial en las escuelas de la provincia de Buenos Aires, de forma pedagógica, responsable, inclusiva y ética.
En ese sentido, la iniciativa de la senadora bonaerense apunta a que esta nueva tecnología sea incorporada en el sistema educativo de la provincia de Buenos Aires como una herramienta más para el aprendizaje, “con una mirada crítica”, centrada en los derechos humanos y sin reemplazar el rol fundamental de los docentes y alumnos.
De esa manera, la dirigente del radicalismo planteó que la inteligencia artificial puede ser una herramienta clave para apoyar procesos de enseñanza y aprendizaje, facilitar tareas administrativas, mejorar la evaluación y potenciar la gestión institucional.
Sin embargo, la senadora con banca en la Legislatura bonaerense advirtió que su implementación “debe estar guiada por principios éticos y normativos” que garanticen un uso justo y seguro, ya que no se debe perder el rol fundamental que cumplen los docentes y estudiantes en el aula.
Por caso, la legisladora propuso que la provincia de Buenos Aires desarrolle políticas públicas que acompañen el uso de la inteligencia artificial en el ámbito educativo, con un enfoque basado en la equidad digital y la transparencia algorítmica. En este sentido, la senadora planteó la necesidad de generar estrategias que aseguren el acceso igualitario a estas herramientas en todo el territorio bonaerense, sin profundizar las brechas ya existentes.

Además, el proyecto de ley sugiere incorporar contenidos relacionados con la ética digital, la IA y su impacto social en los diseños curriculares de la formación docente inicial y continua. De esta manera, Gil busca fortalecer las capacidades del personal educativo frente a una tecnología en constante expansión, que genera nuevos desafíos pedagógicos, técnicos y legales.
En esta línea, la senadora bonaerense sostuvo que si bien la inteligencia artificial “puede contribuir al aprendizaje personalizado y a la identificación temprana de necesidades escolares”, su utilización sin regulación podría acarrear consecuencias negativas, como la pérdida de privacidad, el uso inadecuado de datos personales, la automatización de decisiones sin supervisión humana, y la reproducción de sesgos que afecten a ciertos grupos sociales.
Por eso, el proyecto que lleva la firma de Gil subraya que el uso de la inteligencia artificial en las aulas debe tener como premisa la “centralidad de las personas” y el respeto a los derechos fundamentales de niños, niñas y adolescentes, así como que los algoritmos utilizados en el ámbito educativo sean explicables y auditables, para evitar prácticas discriminatorias o arbitrarias.
Al mismo tiempo, Gil enfatizó que el uso de la inteligencia artificial en el sistema educativo “no puede entenderse como una solución mágica o neutra”, y que su incorporación debe darse dentro de una “política pública robusta, orientada a la inclusión y la calidad educativa”. Por eso, instó a que el Gobierno bonaerense “acompañe con normativas claras y dispositivos de control” la expansión de estas herramientas en las escuelas.

En su propuesta, la legisladora también hizo referencia a la necesidad de que se articulen acciones entre los distintos niveles del Estado, como universidades, organizaciones de la sociedad civil y expertos en tecnología y educación, con el objetivo de diseñar marcos normativos y guías de buenas prácticas conjuntas que sirvan de base para una implementación segura y efectiva.
Si bien el proyecto no propone una reforma educativa integral ni impone la obligatoriedad del uso de inteligencia artificial, insta al Ejecutivo a fomentar su inclusión con responsabilidad, acompañamiento y formación, bajo la comprensión de que la herramienta en sí misma ya fue incorporada por los estudiantes, y debe ser reconocida por los profesionales de la educación.
En ese contexto, la senadora del radicalismo exige que, de aprobarse el proyecto, se respeten las particularidades de cada comunidad educativa y que se garantice la participación activa de docentes y estudiantes en la construcción de las políticas de inclusión de la inteligencia artificial.
Finalmente, Gil planteó que “avanzar en este camino es fundamental para preparar a las futuras generaciones frente a los desafíos que impone el avance tecnológico”, y completó: “La inteligencia artificial ya está presente en muchos aspectos de nuestra vida cotidiana. La escuela no puede quedar afuera, pero debe hacerlo desde una perspectiva crítica, reflexiva y humanista”.